El sol saldría a los cafetaleros; ¡Si tan solo tuvieran créditos!

Carlos Monge
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Es una variedad de cafeto llamada “obatá”, originaria de Brasil, de muy alta productividad, maduración tardía y buena calidad de taza, que el Instituto del Café de Costa Rica ha venido evaluando durante varios años, afirma el ingeniero Jorge Ramírez, gerente técnico del Icafé, en un comunicado institucional del presente mes de enero de 2014.
El Icafé ya está vendiendo semilla de obatá a bajo costo en todas sus oficinas regionales, pero da prioridad a las zonas mayormente afectadas por la roya. El Instituto también tendrá almácigo disponible para los productores en el transcurso del año, dice el informe.
En un comunicado anterior, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) había anunciado que al menos dos organizaciones europeas han manifestado su interés de asociarse con instituciones costarricenses, para mejorar la cadena de valor del café de Costa Rica, mediante un programa integral que permitiría procesar grano de altísima calidad, para comercializarlo en mercados sofisticados.
La viceministra Xinia Chaves comentó, en una reunión reciente con productores de Coopronaranjo, que el programa se presenta como una excelente oportunidad para la caficultura costarricense, en las áreas social y de apoyo a la producción.
Se estaría colocando producto terminado de 100% café de Costa Rica en mercados sofisticados, para alcanzar un mayor valor agregado y, con ello, mayor bienestar y estabilidad a las familias productoras, informó el MAG.
Ambas alternativas –la disposición una variedad de café resistente a la roya y la colocación del producto en mercados dispuestos a pagar- vendrían de perlas a los productores cafetaleros, si no fuera porque, al menos los de Pérez Zeledón y Coto Brus, están pasando angustias debido al daño causado por la roya.
El Gobierno de la República impulsa, desde inicios de 2012, un plan de financiamiento para que los productores abatidos por la roya puedan contar con recursos para hacer frente a sus deudas, replantar los sectores devastados de sus fincas y rehabilitar los cafetales que se pueden podar.
Los esfuerzos gubernamentales han sido notables, suministrando primero insumos para combatir la enfermedad y después brindándoles un aporte económico para que mitigaran sus necesidades de supervivencia.
Fue puesta a su disposición, inclusive, una partida de 500 millones de colones para créditos blandos; pero las necesidades para volver a la normalidad cafetalera demanda la disposición de 30 mil millones de colones.
Este proyecto para afrontar la emergencia cafetalera ha encontrado los más diversos obstáculos, originados básicamente en la disposición de recursos del erario y la aprobación de la ley para autorizar al Gobierno a crear el fondo en fideicomiso que está necesitando.
9 enero, 2014